Mapas

volver a jugar

Desde pequeño me apasiona mirar mapas, recuerdo que en casa de mis padres había un gran mapamundi esfera con el que regularmente me entretenía.

El juego consistía en hacer girar bien fuerte la esfera para luego detenerla con el dedo en un destino sorpresa que siempre y no se porque motivo imaginaba remoto e inexplorado.

Era común que me quedara pensando en aquellos pequeños nombres que figuraban en el mapa y pasara algún tiempo preguntándome como serian esos lugares. Como seria su gente, su geografía, imaginaba grandes montañas, ríos y hasta desiertos.

Así lo hacia unas cuantas veces, girando la esfera y deteniéndola hasta que por fin me cansaba de imaginar y dejaba el globo terráqueo en paz.
Es verdad que con el tiempo fui perdiendo esa capacidad de mirar los mapas con tanta imaginación e inocencia, pero también es cierto que a pesar de los años nunca deje de experimentar esa sensación de aventura que se apodera de mi cada vez que me enfrento a esos tapices repletos de lineas y nombres.
Afortunadamente por estos días nos vemos con la necesidad de andar mirando muchos mapas, que si tal río estará caudaloso para vadearlo, que si en aquella vega habrá agua potable, que si en tal caserío nos podrán dar refugio en caso de mal tiempo.

Se trata de volver a mirar los mapas con los ojos de aquel niño, de intentar imaginar como sera el camino, de soñar con transitarlo, pero a la vez se trata de estudiarlos con los ojos de aquel que se aventura en tierras menos conocidas. Se trata de investigar, de ponerse en contacto con personas que hayan transitado aquellas lineas, recopilar información e ir completando los mapas para intentar hacer de esos sitios desconocidos, lugares un poco mas amigables y seguros.
Así andamos por estos días, con el entusiasmo y el brillo en los ojos que llevaba aquel niño cuando jugaba a girar la esfera. Así andamos hoy, con la emoción de tener que sentarnos a jugar con los mapas..

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