Paso Pircas Negras

Como cuento de Julio Verne

Lo primero que vi al abrir los ojos fue un enredo de ramas, hojas, uvas y el sol intentando asomarse por cada pequeño huequito que encontraba, creando los efectos de una bola de boliche en absolutamente todo lo que nos rodeaba. Tuve que esperar algunos minutos hasta que la cabeza recuerde, se ubique y así comprender dónde estabamos. Era algo que nos pasaba muy habitualmente, tanto como cada mañana que despertabamos en un lugar distinto y eso últimamente era de todos los días. El proceso no tardaba demasiado, pero la sensación de desconcierto durante esos breves minutos era rarísima . Aunque de a poco habíamos aprendido a no perder la calma.
Era temprano y aun así ya hacía calor, abrí la bolsa de pluma y me quede boca arriba, era un parral hermoso, sus hojas verdes en contraluz, el sonido de las gotas que muy lentamente lo regaban ¿Como puede importarme donde estoy si me despierto bajo un techo de uvas? Permanecía en silencio porque Javi dormía, pero me hablaba suavecito y por dentro, mimandome con palabras, tragando de a sorbos todos aquellos rayitos de luz que entraban a través del parral.
Hacía tan solo tres dias atras estabamos en medio del Paso San Francisco con la mandíbula tiritando por el frío y el aliento haciendo humito. Ahora nos despertaba el calor debajo de un parral. Era 4 de febrero y la sensación térmica nos hacía desear subir los metros sobre el nivel del mar desesperadamente. Estábamos en Chile a tan solo 30 km de Copiapo rumbo al paso Pircas Negras.
 
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Nos habían contado que durante los primeros kilómetros el camino estaba en muy mal estado a causa del terrible aluvión que había afectado toda la zona en el 2015. Y no hubo más que pedalear algunos metros para entender que esta vez no habían exagerado. Hacía un calor insoportable, la transpiración nos empapaba la vista, íbamos desquiciadamente lento porque teníamos un desnivel de 1400 mts y el camino era ES-PAN-TO-SO. Después de 20 km que costaron como 150 llegamos a  El Maray, un puesto con algunos arbolitos donde solían parar los camiones de las mineras pero que ese dia parecia estar cerrado. Seguimos algunos metros más y encontramos un obrador, necesitábamos pedir agua y consultar sobre el estado de la ruta más adelante. En Copiapó habíamos ido a pedir información a Carabineros sobre el tramo Chileno del paso Pircas Negras, pero para nuestra sorpresa no lo conocían  y más de una vez lo habían confundido con el paso San Francisco, lo cual nos dejo comprender rápidamente que era una ruta muy poco utilizada.
Ahora entendíamos que los únicos que transitaban por aquel lugar ademas de nosotros y algún que otro poblador, eran camiones y camionetas de empresas mineras que se encontraban más arriba.
Del lado Chileno el agua no sobraba, por eso a pesar del peso intentábamos transportar la mayor cantidad de litros posibles. Javi llevaba 14, yo 12 y aunque aveces no fuera necesario reponerla , lo hacíamos sin dudar cada vez que se presentaba oportunidad, porque el no saber con seguridad si llegaríamos a encontrar mas arriba, nos hacía cargar litros y litros de precaución liquida.
En El Maray recargamos todas las botellas vacías y nos sentamos a disfrutar de la sombra y de nuestro menú por elección cada vez que estábamos en el país vecino, sándwiches de palta y tomate. En eso andábamos cuando paró una camioneta que estaba repartiendo el almuerzo de los trabajadores para ofrecernos una vianda completa de espagueti con boloñesa, pan y frutas. La cual por supuesto aceptamos sin ningún tipo de dudas, mientras masticábamos y sonreímos con el mismo nivel de intensidad . Lo que nunca hubiéramos imaginado es que a partir de ese momento el camino se iba a volver una continuidad de camionetas parando para darnos yogures, frutas, gaseosas, jugos y todo aquello que para nosotros eran lujos inalcanzables en medio de los Andes.
44 km despues de El Maray la ruta se hizo curva y apareció un oasis. Entre todo aquel paisaje de rocas, tierra y arena, se levantaba una finca verde, llena de frutas y verduras. Era la finca de Los Salinas. Nos frotamos los ojos para corroborar la realidad y supimos que el dia de pedaleo había terminado. Los Salinas eran una familia hermosa que nos recibió entre risas y chistes. El abuelo era el único que vivía permanentemente allí, pero los hijos y nietos lo visitaban durante el verano y se quedaban a ayudar para que aquel maravilloso lugar continúe permaneciendo eternamente en el tiempo, como lo hacia desde que sus  tatarabuelos tuvieron la loca idea de creer que a base de perseverancia, paciencia, amor y esfuerzo, la vida crece, a pesar de desiertos o inclemencias. Y solo había que verlos o escucharlos para entender que su legado había sabido perdurar a lo largo de las generaciones.
El camino que utilizaban las mineras es ese tramo también era propiedad de Los Salinas y las empresas insistían ofreciéndoles cifras enormes de dinero para que vendan. Pero la familia se negaba una y otra vez “Aunque ellos no puedan entenderlo, estas tierras para nosotros no tienen precio y nunca van a estar a la venta”.
Dormimos debajo de una árbol de higos y al otro dia nos fuimos muy pasado el mediodía cargados de uvas, sandías y nueces.
El camino mejoró notablemente, pero como en la cordillera nada es gratis tocó subir La Cuesta del Castaño, compuesta por curvas de durísimas pendientes. Sin embargo de eso si que no nos quejabamos, porque aunque agitados y con las piernas flojas, toda cuesta siempre tiene su cumbre y la sensación que nos invadía cada vez que llegabamos hasta esos lugares definitivamente hacia que valga la pena, sobre todo porque cuando estábamos arriba, solo quedaba bajar.
Cuando el descenso terminó y tuvimos que volver a eso de hacer girar los pedales, empezó a caer la tarde. Acampamos al costado de la ruta con río incluido, y aunque el agua  no era potable, poder dormir con sonido de agua corriendo nos llenaba de una extraña tranquilidad.
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El objetivo del tercer dia era llegar al puesto abandonado de migración Chilena. La ruta continuaba en excelente estado, pudimos reponer agua en algunos puestos de comida al costado del camino y si no fuera por los moscardones que no persiguian incansablemente, metiéndose en ojos, orejas y boca, esa tarde hubiera sido perfecta.  A partir de una bifurcación llamada La Guardia, la ruta se divide, para la izquierda hacia una minera, para la derecha hacia el paso Pircas Negras. Hasta ese momento el paisaje no nos había parecido gran cosa, pero entonces todo comenzó a cambiar. El camino se metía en medio de enormes montañas y nos contaba que ahora sí podiamos asegurar que estábamos en Los Andes.
Subiendo y bajando entre gigantescas formaciones rocosas y atravesando un valle por el que corría una extensa vega, llegamos al puesto abandonado de migración Chilena. Buscamos entre todas esas cajitas de chapa vacías que alguna vez habían sido puesto de migración la mas comoda, limpia y en la que puedan entrar las bicis. Ellas tanto como nosotros merecian un calentito y refugiado descanso. Hacia mucho frio y se había levantado un fuerte viento, pero teníamos vega con agua, refugio, fideos con atun y cafe con chocolate, no nos podiamos quejar.
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Al dia siguiente costo salir de las bolsas antes de que amanezca, necesitábamos que el sol nos caliente el ánimo. Teníamos por delante lo que creíamos sería el tramo más duro del recorrido, la idea era subir hasta el límite internacional y terminar la jornada en Barrancas Blancas el puesto de frontera integrado que funcionaba del lado Argentino, pero apenas mirar hacia arriba la cuesta que teníamos que cruzar, la sensación de pequeñez y el ¿llegaremos? con toda su mezcla de dudas y miedos, empezo a pasar de a rafajas para opacarnos los pensamientos. Por suerte ya sabíamos lo que teníamos que hacer, bajar la mirada, concentrarnos en el camino y avanzar, despacito, como sea, pero siempre avanzar, un metro y otro más.
La cuesta del Angel le decían y fue sin lugar a dudas la cuesta mas dura y hermosa que tuvimos que afrontar. Las pendientes que de lejos metian miedo, de cerca parecían directamente imposibles, las curvas subian mas y mas arriba, y uno perdia la nocion de donde terminaria la montaña y empezaría el cielo. Tardamos 4 horas y media en recorrer los 12 km que finalizaron en un enorme grito de cumbre. Nos abrazamos tambaleando, con la respiración agitada y el viento frío pegandonos en el cuerpo. Era uno de esos festejos cortos e inolvidables que te dan las cumbres, que te da el superar tus imposibles. 
La bajada fue mucho mas corta de lo que habíamos imaginado y para cuando nos dimos cuenta ya estábamos trepando otra vez. Con los músculos cansados de viento y subidas llegamos al límite internacional. De un lado Chile del otro Argentina. Bailamos en los dos para que no se pongan celosos. Era nuestro 4to cruce de los Andes, teníamos mucho que festejar.
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Entre ripio y esporádicos manchones de asfalto seguimos hacia el puesto fronterizo Barrancas Blancas y 25km despues, mientras el sol se escondia definitivamente entre los cerros, agotados y felices, llegamos.
En Barrancas Blancas estaban los chicos de vialidad. Ellos nos dieron un refugio con camas, sopa de verduras y los chistes y charlas a las que todos esos trabajadores nos tenían tan acostumbrados. No importaba en qué parte del mapa nos encontremos, llegar a un refugio de vialidad para nosotros ya era como estar en casa. Le dije a Javi. Yo mañana de acá no me muevo!! y no le quedó más alternativa que resignar su idea de salir a pedalear al otro dia. La falta de descanso entre uno y otro cruce ya me había empezado a afectar física y psicológicamente. Necesitaba estar en estado plano y sin pedalear aunque sea por un dia. Todavía nos quedaba un largo tramo por delante hasta llegar a Villa Unión y poder completar Pircas Negras. Habíamos bajado mucho de peso, comíamos poco a causa de la altura y sumado al gran desgaste físico, el cinturón se había vuelto una prenda indispensable para no andar con los pantalones por las rodillas.
Los planes fueron extrictos. Un dia sin planes. Nos despertamos tarde, escuchamos la radio y exprimimos esos ratos de ocio todo lo que pudimos.

A la mañana siguiente despues de los abrazos y las despedidas dejamos Barrancas Blancas para continuar hacia Laguna Brava, un lugar muy especial para nosotros, que ya conocíamos y al que teníamos muchísimas ganas de llegar en nuestras bicis.

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La ruta desde el puesto hasta la laguna era de un perfecto asfalto que se fundía hasta desaparecer entre laderas de intensos marrones. Luego de varias subidas y bajadas vimos a lo lejos el blanco de la sal y supimos que estábamos cerca.
La reserva provincial Laguna Brava es uno de los grandes tesoros de la cordillera.  En medio de un extenso y árido valle de piedras volcánicas, vigilado por enormes montañas nevadas como El Piscis y El Veladero, se encuentra aquel espejo de agua y sal. El cielo se refleja en la laguna y una gran familia de flamencos rosados parecen picotear la nubes.
Esta ubicada al noroeste de la provincia de La Rioja y fue creada en 1980 para preservar a las comunidades de vicuñas y guanacos que a causa de la caza furtiva, estaban en peligro de desaparición. La reserva tiene una extensión de 5.000 hectáreas, y lleva el nombre de Laguna Brava por ser ésta la mayor de toda la región, con una superficie de 17 kilómetros de largo por 4 de ancho.
Muchísimos años atrás esta ruta era utilizada por arrieros que conducían ganado a Chile y es por eso que cuenta con unos hermoso refugios de piedra en forma de iglú construidos a fines del siglo XIX, que se vuelven fundamentales para repararse del riguroso clima de la zona.
La primera vez que llegamos con nuestro auto hasta aquel lugar que parecía sacado de un cuento de Julio Verne, no pudimos evitar sentirnos invasores. Los ruidos del motor, la ruedas dejando huellas. Entre los sitios que conocíamos, ninguno nos había causado tanto respeto como Laguna Brava, sentíamos que éramos muy afortunados al poder estar ahí, pero al mismo tiempo nos daba nostalgia la posibilidad de modificarla con nuestra visita. Me recuerdo caminando lentamente para llegar hasta los geiser de la laguna sobre una vegetación verde y húmeda, y mientras los pies se hundían aplastandolo todo, no podía evitar que una extraña tristeza se haga nudo en la garganta. Era la misma sensación que me daban los zoológicos, las montañas agujereadas por las mineras, los edificios tapando la luz del atardecer. La naturaleza domesticada por el hombre, volviéndose números y conveniencia de la razón. 
Pera esta vez era distinto, ya no íbamos sobre motores ruidosos que nos transportaban sin esfuerzo por la montaña, ni ventanillas que nos reparen del viento. Llegábamos en bici, cansados y dóciles, con la piel curtida y la emoción llenando los ojos. Entre subidas y músculos rígidos nos habíamos ganado el derecho de estar en aquella laguna para mirarla sin culpas y decirle, que aveces los hombres no buscamos conquistas, sino simplemente poder descubrir la paz que nos da lo que alguna vez fuimos.
El viento pareció entendernos porque esa tarde muy extrañamente, en la laguna y sus alrededores todo estuvo quito durante varias horas para dejarnos disfrutarla entre calma y sol.
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Decidimos intentar un atajo, estábamos a 4400 msnm en el refugio Veladero y queríamos llegar al refugio El Peñón antes de que anochezca para dormir más bajo y al otro día finalmente poder llegar a Vinchina, así que en vez de retomar la ruta y hacer una vuelta grande, nos metimos por una huella que nacía de la laguna y que al parecer nos dejaría directo en el camino nuevamente. Después de un largo rato arrastrando las bicis entre piedras volcánicas y dudando si habíamos elegido la mejor opción, retomamos el camino. Era una recta de ripio larguísima llena de grandes badenes en medio de aquel valle volcánico, teníamos que cruzar lo más rápido posible, sabíamos que con el pasar de las horas más difícil se nos iba a poner el viento y en ese tramo las rafagas pegaban sin reparos, por suerte el ripio era firme y no nos dificultaba el avance. Nuestro objetivo principal consistía en subir hasta El Portezuelo, la última trepada que nos quedaba, para luego poder ser todo bajada.
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Los badenes no terminaban nunca, cada vez eran mas y mas dificiles. “¡¡Aprovecha el envión!!!”  me gritaba Javi mientras bajaba a toda máquina para subir sin pedalear. Pero no había caso, yo dejaba ir la bici todo lo que podía, pero cuando la velocidad me hacía sentir que perdía el control y la subida se volvió un paredón imposible de piedras sueltas, el miedo me ganaba y el instinto de supervivencia me hacía apretar los frenos, dejándome en medio de una nueva pendiente con la bici haciendo la vertical y Javi mirando desde arriba sin poder entender cómo no había aprovechado el envión. Después de maldecir badenes y repetir la misma situación durante un rato, llegamos hasta el cartelito del Portezuelo. La tarde empezó a caer y las montañas con sus colores y brillos se volvieron de terciopelo. Parabamos para fotografiar y grabar intentando capturarlo, volverlo pixeles, pero el resultado nunca era suficiente y la frustración nos sonreía en la cara pensando que por más realidad virtual con la que insistan por suerte nunca nada va a poder reemplazar la infinita inmensidad de la vida.
“No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable.” Mario Benedetti
 Muertos de frío y hambre aterrizamos en el refugio El Peñón. Estábamos en eso de poner la pava para el mate cuando sentimos un auto. Nos miramos dudando quién podría andar por ahí a esas horas y salimos inmediatamente a sacarnos las dudas, afuera ya era de noche. El auto estacionó en la entrada del refugio y un hombre muy relajado  empezó a bajar mochilas y bolsos. Era Alex un vasco montañista y músico que andaba buscando sus propias cumbres. Charlamos mucho, comimos mucho más y volvimos a charlar con café y chocolate. Nos quedaban las últimas raciones de todo, pero como sabíamos que ya estábamos en una zona más segura y que al otro día llegábamos a Vinchina, no dudamos en hacer un gran festín. Las montañas y los amigos en común nos tuvieron ocupados un largo rato, pero no pasó mucho hasta que el cansancio nos metió en las bolsas de dormir.
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El placer de despertarse sabiendo que ese dia ibamos a completar un nuevo cruce de cordillera y que además todo lo que nos queda por delante era en bajada, se noto en nuestra excesiva relajación. Ninguno de los dos lo dijo, pero no era necesario : “Hoy no hay apuro. Hoy no hay nada de qué preocuparse. Disfruta!!”.             La altura, el frío y el clima no importaban estábamos a 3600 msnm y el camino bajaba hasta los 1480 en Vinchina. El agua y la comida  no importaban, ese día llegábamos a un pueblo. El cansancio no importaba porque era todo descenso. Todas aquellas cosas que nos mantenían pendientes y atentos siempre que pedaleabamos en la cordillera, ese dia no importaban. Será por eso que justo aquel dia en el que bajabamos despreocupadamente livianos y seguros. Nos caímos. Una curva, el ripio suelto, mi rueda que resbala de costado y Javi viniendo de atrás. Soool!!! Le sangraba la rodilla y el dedo de una mano. Había quedado desparramado en el suelo, lleno de polvo y con cara de dolor. Yo en cambio no me había hecho absolutamente nada. Por suerte además de unas pequeñas heridas en el dedo y la rodilla producidas por el piñón de mi bici y algún que otro dolor por el golpe, Javi no tenía nada importante o que le impidiera seguir pedaleando. Asi que despues de limpiarse la sangre y sacarnos el susto, pudimos continuar. ¿Pero si le hubiera pasado algo más? ¿Si no hubiera sido solo un susto? Aún estábamos a 3000 msnm en la montaña, y ya no teníamos ni agua ni comida, porque nos habíamos confiado, porque aunque faltaban unos  60 km de cordillera hasta el primer pueblito poblado, nos habíamos confiado. Que tontos!!! ahora lo sabíamos, que par de tontos!!! Bajar las montañas siempre es tan importante como subirlas.

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Cuando llegamos al asfalto el aire caliente nos recordó que abajo era verano Riojano ufffff….el choque era duro. En solo algunas horas pasamos de la pluma y las medias térmicas a desesperarnos por un poco de sombra y una coca-cola bien helada. Bendita Cordillera y sus alturas!!! 95km y finalmente Vinchina. Teníamos muy claro cual era la prioridad, por eso íbamos despacito y cabeceando de un lado para el otro por las calles del pueblo, hasta que finalmente lo encontramos, frenamos de golpe, apoyamos las bicis donde pudimos y entramos: -Buenas tardes!! 150 de salame, 200 de queso, 100 de paleta y 1/2 kilo de pan por favor. Abri la heladera de bebidas del mercadito y el aire fresco me provocó unas ganas incontenibles de meterme adentro y cerrarla, pero el paquetito de fiambre me recordo que tenia algo muy importante por delante, asi que continue, toque una a una las gaseosas para medir frescuras y agarre la de atrás de todo. La plaza de Vinchina era grande, había pasto y sombra, para muchos una plaza como tantas otras, para nosotros el paraíso. Por eso creo que si hoy me dieran el más elaborado e increible plato del mundo, nunca podría equipararse al placer que sentí aquel día. Porque aveces solo hace falta estar atento o viajando en bici, para entender que lo más maravilloso de la vida se compone de cosas tan simples como un sándwich de salame y queso con gaseosa bien helada en la plaza de un pueblo. 

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Info Útil


*Distancia total: Entre Copiapo y Villa Union 430 km

*Terreno: Desde Copiapo, Chile, hay unos 28 km de asfalto hasta tomar la ruta hacia el Paso Pircas negras, a partir de ahi el camino se vuelve de ripio en muy mal estado que ira mejorando hasta volverce firme a los 43 km aproximadamente. Luego la ruta se mantendra en buen estado y del lado Argentino ira variando entre tramos de asfalto y ripio.

*Transito: Del lado Chileno la ruta es muy transitada por camiones y camionetas de mineras hasta la bifurcacion de La Guardia, a partir de ahi el transito desaparece casi por completo y es muy extraño cruzar algun vehiculo. Recien se vuelve a ver movimiento vehicular a partir de Barrancas Blancas el puesto fronterizo que se encuentra del lado Argentino y una vez llegados a Laguna Brava es muy habitual cruzar caravanas de vehiculos turistas.

*Agua: Del lado Chileno se puede reponer agua en algunas fincas, obradores y puestos de comidas o pedir a los camiones y camionetas de las mineras. A partir de la bifurcacion en La Guardia se podra reponer en la vega que se encuentra frente al puesto abandonado de migracion Chilena. Del lado Argentino los puntos son :- Barrancas Blancas -Refugio El Peñon (Tubo al costado del camino unos cientos de metros rumbo a Vinchina) -El Jaguel -Vinchina.

*Epoca:La mejor época del año para cruzar es entre Septiembre y Diciembre. Se puede hacer en otros meses averiguando con anterioridad si el paso está abierto y es necesario tener mayor cuidado en época estival(Enero-Febrero) con las tormentas eléctricas y aludes y en invierno( Mayo-Agosto) con las nevadas y bajas temperaturas.

*Frontera: El puesto fronterizo se encuentra unificado en Barrancas Blancas del lado Argentino.

*Viento: Comúnmente comienza a partir del mediodía desde el oeste. Es fuerte y constante. En el valle donde se encuentra Laguna Brava los vientos no tienen reparo, por lo que se considera una zona muy complicada en ese aspecto.

 

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13 Comments

  1. NO CABE OTRA COSA QUE FELICITARLOS: Realice este tramo del lado Argentino en auto . MARAVILLOSO.


    • Muchisimas gracias Hector!!!! Es un lugar MARAVILLOSO asi tal cual con mayusculas. Abrazos!!!

  2. Como otro cuento de hadas!!!! Hermoso relato y fotografías. Nuevamente felicitaciones!!! Esperamos el quinto cruce


    • Muchisimas gracias Raul!!! Que bueno que te gusten nuestros relatos e imagenes!!! Gracias!!! En unos dias subimos Agua Negra.




      Abrazo grande!!!

  3. Wow que aventura
    Se puede hacer a pie digo con más tiempo

    • Me gustaría que me ayudaran sería un gran sueño para mi

    • Hola Emilio!! Perdon por la demora en responder pero estamos pedaleando en la Cordillera y no andamos muy conectados en estos meses. Claro que se puede hacer a pie, lo único que tendrias que planificar un poco el tema de los puntos para recargar agua y transportar comida para varios días. Cuando queres hacerlo? si te parece escribinos al mail (nacionsalvaje@gmail.com) con las consultas y dudas puntuales que tengas y nosotros intentaremos ayudarte en todo lo que nos sea posible.
      Barragan que es un gran expedicionario Argentino dijo: "Que el hombre sepa, que el hombre puede". Todo es posible con respeto, trabajo, esfuerzo y muchísima convicción. Un gran abrazo!!

  4. Hola desde ya mil felicitaciones con lo que estan haciendo!! les comento somos una pareja de cicloviajeros(ella Uruguaya y yo Argentino) y en octubre tenemos toda la intención de hacer este paso...pero muchas veces por nuestras edades(52) nos da miedo realizar ciertas travesias en la altura por el frio,viento,apunamiento,quedarnos sin agua, un accidente,etc y nos frena seguir adelante con el proyecto.Tal vez me podras pasar algun secreto para la montaña.
    Bueno esperamos cruzarnos en algun camino.Saludos

    • Hola Nestor!! Muchas gracias!! Pircas Negras es uno de los paso mas lindos que hicimos sin lugar a dudas. Si están con ganas adelante con esos planes, la edad no es un problema, les aseguramos no se van a arrepentir. La guia del Paso Pircas Negras aún no la tenemos terminada por eso no la publicamos, pero tenemos un mapa con las distancias y los lugares donde se puede encontrar agua. Escribanos a nacionsalvaje@gmail.com con todas las dudas puntuales que tengan y los intentaremos ayudar en todo lo que esté a nuestro alcance. También hay una nota que pueden leer sobre pedalear en altura que quizás puede ir despejandoles algunas dudas y miedos ( http://www.nacionsalvaje.com/pedaleando-en-altura/ )
      Cuenten con nosotros en lo que podamos ayudar para que esas intenciones se vuelvan realidad.
      Abrazo grandote!

  5. ¡Qué impresionante descripción del Paisaje Riojano! La sensación que transmite sus palabras, es la de estar allí mismo en el lugar. Tantas veces fui a la Laguna Brava y lo que escriben es como volver al instante. Sería interesante, especialmente, saber cuales son los lugares que tienen agua. Sin dudas debe ser uno de los puntos a considerar más importantes.
    Y es cierto, los volcanes del Veladero y el Monte Bonete vigilando la Laguna, es una cosa impresionante. Son partes de las Cumbres de América. Felicitaciones por compartir la experiencia e indudablemente, pronto en contacto para solicitarles detalles y consejos para programar una trepada por Pircas Negras. Un abrazo.

    • Muchisimas gracias Gaston!! En breve si todo sale bien vamos a empezar a subir las guias de todos los pasos para que el que quiera hacerlos pueda contar con información. La Rioja es una de nuestras provincias favoritas!! Un gran gran abrazo!!

  6. Me enamoraron!!
    Excelentes experiencias! gracias por compartirlas

    • Muchisimas gracias Daniela por el cariño, por leernos y darnos la oportunidad de compartir. Abrazo grandeee!!

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